martes, 6 de octubre de 2015

Momento de reflexión tras el Adidas Sickline 2015

Ya estoy de vuelta en casa después de una intensa semana en Austria en la Adidas Sickline.

Mucha gente me ha felicitado por el resultado de la competición. He de admitir que en un principio estaba bastante frustrado conmigo mismo por haberla cagado de esa manera en la final ya que, teniendo en cuenta lo que cuesta llegar allí, me hubiera gustado haberlo hecho algo mejor. 
Pero siendo realista, he de estar contento; pude vencer a algunos de los favoritos en las rondas previas y en ambas mangas de cuartos y semis hice tiempos de top10.  En la final fallé, no sé por qué, pero perdí la línea y no fui rápido.

Hace tiempo que dejé de entrenar al cien por cien para competir, aunque siempre me haya encantado la salsa de la competición. En los últimos años me he dedicado más a disfrutar del kayak de otra manera, de disfrutar de nuevos lugares, de nuevas experiencias y de vivir nuevas aventuras. Estaba cansado de esa obsesión por intentar ganar a los demás, de pasarme horas y horas puliendo cosas técnicas en un mismo lugar, de querer ser mejor que los demás, de querer demostrarme que puedo ganar. ¿Por qué?¿Para qué?
Esta pasada semana he sentido esa sensación otra vez, de querer ser mejor, de querer pulir todas las líneas para ser más rápido, y hemos pasado horas y horas entrenando en el mismo tramo una y otra vez para intentar ser los más rápidos. ¡He ido hasta Austria y casi no he conocido más que el kilómetro de río en el que competíamos! Jaja. Pura obsesión.

Y no digo que haya estado mal, porque me lo he pasado muy bien, porque de vez en cuando está bien sacar esa vena competitiva, esa es la única manera de mejorar y hacer buenos resultados, pero está claro que no es lo que más nos llena a los que hacemos kayak extremo. Hay que saber relativizar la importancia que tienen las cosas, no darle demasiada importancia al ego de cada uno.

Cierto es que después de la operación de hombro y la rehabilitación que ha sido mucho más larga y dura de lo que esperaba en un principio, quería demostrarme a mí mismo que podía estar ahí, que podía volver a estar al nivel de antes, que podía volver a estar con los mejores, y ganarles. No sé por qué, pero sentía esa necesidad, no quería que las lesiones terminaran conmigo, quería demostrarme que al final era yo el que vencía.

Puede parecer absurdo y contradictorio, y es que hay algo de contradicción en lo que digo. Pero uno ha de ponerse retos para poder evolucionar, y cuando ves el futuro oscuro la esperanza de lo que vas a hacer es lo que hace que te sigas esforzando y sacrificando cada día. Siento que esta carrera la tenía marcada en el calendario como el comienzo de una nueva etapa, una etapa de luz tras las sombras del pasado.

Estoy contento, contento porque me siento bien, porque puedo volver a hacer lo que me gusta, porque he vuelto y además haciendo final, porque el domingo me voy a Nepal a explorar, a conocer cosas nuevas, a vivir nuevas experiencias y disfrutar con los amigos haciendo lo que más nos gusta. Porque por fin puedo hacerlo, y porque por un tiempo, hace no demasiado tiempo, pensé que no volvería a vivir estas experiencias de nuevo.

Por eso, me da rabia haber fallado en la final, pero más rabia me daría no haber llegado, más rabia me daría no haber podido competir y además hay que dejar objetivos para los próximos años, porque habrá que volver para intentar terminar el trabajo.

Aprovecho para felicitar a Gerd Serrasolses, mi amigo, el hombre de moda del momento en el mundo del kayak, todo un campeón del mundo, icono y casi leyenda, pero con los pies en el suelo. Un hombre que sabe lo que cuesta llegar ahí, que lo ha dado todo por mejorar cada día, pero que lo ha hecho de una manera pura y sana, disfrutando de cada momento pero sin despistarse en el camino, teniendo claros los objetivos y prioridades, empujando nuestro deporte siempre un paso adelante, y siendo un ejemplo para los que vienen por detrás.

Porque los que vienen por detrás son muchos y buenos y en esta Sickline hemos visto que en casa tenemos futuro, y del bueno. Que disfrutan del kayak igual que lo hacemos nosotros, y que además también pueden ser rápidos.
Por eso quiero felicitar también a Alberto, Iker, Paulo, Ian, Edu, Aleix y Dani, porque lo han dado todo y han tenido muy buenos resultados teniendo en cuenta lo jóvenes que son, y estoy seguro que pronto estarán también entrando en finales.

Y no quiero enrollarme más, que siento que ya me he confesado demasiado y ya veis que si me pongo no paro, y prefiero guardar energía para lo que se viene.

El domingo me voy a Nepal. Primero remaremos un poco en los alrededores de Katmandú y veremos todo lo que nos es necesario para irnos de expedición.
Después partiremos hacia el Oeste, donde la idea es remar primero el Karnali, desde su afluente del oeste, el Humla Karnali y después pasar al Thuli Bheri, en el valle de al lado, pero lejos, como todo en la cordillera del Himalaya.
Luego ya iremos viendo y os lo iré contando.

¡Espero que vosotros también tengáis buenos planes para los próximos meses!

Agur!

1 comentario:

Zaragoza Kayak dijo...

No t atormentes, SIGUES SIENDO UN CRACK!! y lo has demostrado, aunque no hiciera falta.
A seguir disfrutando del kayak y d la vida!