domingo, 21 de abril de 2013

Alto Subordán, Foz Verde y Bujaruelo

Otro fin de semana más nos resistíamos a quedarnos en casa. Parecía que los caudales eran buenos para acerarse al Pirineo y remar ríos que aun no conocía.

Las cosas así, el sábado, pronto por la mañana partí de Donosti junto a Aitor camino a Yesa donde nos encontraríamos con los Pamplonicas Anibal, Edu y Unai. La idea era acercarse al Veral, en el Valle de Asón,  y aprovechar para remar los diferentes tramos del río. Una vez en Yesa echamos un último vistazo a los caudales para verificar que los caudales eran buenos, pero lamentablemente nos dimos cuenta que el frío que había hecho durante la noche había parado el deshielo en seco y los caudales habían descendido.

El caudal estaba bajo para darle al Alto Veral, pero parecía que el Alto Subordán, en el valle de al lado, en el de Hecho, estaba aun con agua suficiente, por lo que decidimos hacer un cambio de última hora, irnos para allí y esperar a que el sol que brillaba en el cielo calentara la nieve y el Veral se pusiera para la tarde.

Anibalico!!
El Alto Subordán es un río de clase IV, no muy difícil pero bastante rocoso y con algunos sifones que hay que vigilar. El Cañón Rojo es la estrella del descenso, un precioso cañón vertical que te hace sentir como en otro mundo. En medio del cañón hay un paso infranqueable, que se puede hacer si estás dispuesto a llevarte un bonito golpe en el codo. Nosotros optamos por desmontarnos justo encima de la roca y montarnos después. De ahí en adelante todo precioso de nuevo, varios rápidos divertidos que se pierden en la oscuridad del cañón hasta que este se vuelve a abrir al valle. El final del río es más tranquilo pero muy entretenido también, rápidos de cuarto se suceden continuamente hasta llegar al desembarque de este primer tramo del río.

Embarque en la mina
Entrando al cañón
Aitorico y Edurico disfrutando del río
Justo después se puede embarcar en el segundo tramo, el de la "Boca del Infierno". Tiene fama de ser un tramo exigente pero muy divertido, pero nosotros no lo conocemos y nos comentaron que estaba demasiado alto para darle. Una pena porque tiene muy buena pinta, pero bueno, ya habrá tiempo esta primavera para volver para allí.

Tras remar el Subordán  Anibal y Unai se despidieron de nosotros y se volvieron a Iruña. Nosotros no teníamos ni idea, pero intuíamos que el río Veral habría subido y estaría bien para darle al Alto. A ciegas nos fuimos para allí y pagamos nuestro optimismo. Las temperaturas no habían sido lo suficientemente altas y el caudal del río seguía siendo demasiado bajo para darle al Alto. Una vez superado el disgusto decidimos darle al tramo de abajo y nos adentramos en la "Foz Verde", un tramo que tiene fama de ser uno de los cañones del Pirineo más bonitos paisajísticamente, y la verdad es que la fama le hace justicia.

Es un tramo muy sencillo en lo que a aguas bravas se refiere, pero eso permite no parar de remar en todo el descenso y disfrutar de una bajada muy fluida y rápida. Treinta minutos después de haber entrado al río ya estábamos saliendo, con una sonrisa en la cara e intentando recordar los maravillosas vistas de las que acabábamos de disfrutar.

Esa misma noche, intuyendo que para el domingo los caudales seguirían bajos por esa zona, decidimos tirar hacia lo seguro y pusimos rumbo hacia el río Ara, que sabíamos que llevaría agua y que podríamos disfrutar de uno de los mejores ríos del Pirineo con buen caudal.

Y así fue. El domingo, tras habernos despertado por los gritos y bocinazos de un pastor de la zona que nos regañaba por acampar en sus tierras, vimos que el río iba a pleno, por lo que sin perder tiempo nos acercamos hacia el embarque del tramo de las rampas del Bujaruelo. 

Atacando para entrar en la rampa
Aitor no pudo entrar al agua porque tenía las manos destrozadas por el trote de los últimos días, por lo que Edu y yo nos cambiamos y bajamos corriendo al río para disfrutar de una siempre excitante bajada. Era además la primera vez de Edu en este tramo y el alto volumen de agua que bajaba hacia este estreno de lo más interesante.

El descenso fue bien. Muchas rampas con enormes rulos en la recepción y muchos tramos sin casi contras que tuvimos que hacer estirando el cuello y tirando de memoria sin casi tiempo a recordar la buena línea. La rampa por excelencia, que se encuentra a mitad del descenso, iba fuerte y eso hacía que este paso fuera aun más bonito de lo que suele ser habitualmente. Bajamos sin problemas y con la adrenalina que nos salía de las orejas. 

El final de la rampa
Edu en meditación
El tramo final se me hizo muy largo. Un codo me empezó a doler por una pequeña tendinitis que me ha ido saliendo a causa de no parar de remar últimamente, y me costaba remar. La idea era ir directos a los dos siguientes tramos del Ara, pero entre las agrietadas manos de Aitor y mi dolorido codo, decidimos que lo mejor era cargar todo en el coche y regresar a casa.

el último paso del descenso
Al final un fin de semana más de buen kayak, nuevos ríos, buena compañía y mucha diversión. Ahora toca recuperarse un poco para así en poco tiempo poder volver por la zona a seguir disfrutando del deshielo.

¡Nos vemos por el río!

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